Cómo saber qué quiere tu cliente

Seguro que te has gastado más de 50€ en un momento que no podías y lo has justificado.

Si te pregunto por tu marca de ropa favorita… ¿Sabes cuál es?, no te estoy preguntando si puedes pagarla 🙂, te estoy preguntando cuál es la que te gusta, esa que cuando quieres darte un capricho, compras sin pensar porque sabes que “en ese momento te lo mereces”

Yo llevo 20 años yendo a la misma peluquería, de hecho antes hacía 30 km cada vez que tenía que cortarme el pelo o hacerme la manicura

Llevo otros tantos con la misma ginecóloga y si sale de mi cuadro médico, me cambio de seguro, aunque sea más caro.

Lo mismo con marcas de alimentación, de ropa e incluso de coches

Se llama fidelización… ya sé que no os descubro nada. Pero… ¿Sabéis cómo se origina en vuestras empresas? ¡Valor percibido!

El valor percibido es eso que compra tu cliente, más allá del producto o el servicio.

Más allá del precio.

En mi caso, es eso que es tan importante, que consigue que recorra media ciudad por algo que tengo en mi calle o que haga que coja el coche para encontrar lo que necesito, porque en el súper de al lado no está.

A menudo me encuentro en consultoría o en formaciones, cuando les pregunto ¿qué vendes?, me dan una descripción muy detallada de su producto y su servicio y mi respuesta es siempre la misma: “Eso no me cabe en el bolso” y eso que en mi bolso hay una libreta, un estuche de lápices, un iPad, un ordenador, una cartera, un neceser con cables, dos móviles y una botella de agua… y señalo mi bolso.

Entonces me contestan… “Esto es una experiencia única”, “esto es algo exclusivo que no vas a encontrar en ninguna parte”, “esto te salva la vida”… Ahhhh, todo eso si me cabe en el bolso y si no me cabe, ¡ya le haré espacio!

Si hiciste el ejercicio que te propuse ayer, hoy deberías tenerlo bastante claro.

Si aun así, no lo has encontrado… Sal del negocio.

Literalmente

Si tienes un negocio de venta al público, sal de él y contémplalo desde la acera de enfrente, ¿qué ves?, si necesitaras lo que vendes… ¿Sería el sitio que estás buscando?, entra en el establecimiento, paséate, déjate llevar, observa… ¿Te sientes a gusto?, ¿es lo que necesitas?, ¿cumple tus expectativas?, ¿es fácil encontrar las cosas?, ¿es agradable la iluminación?, ¿la música agobia?, ¿te han saludado al entrar?

Si tu negocio es un servicio, haz lo mismo. Sal del negocio, ve a tu web o a tus redes, entra e intenta comprar, ¿qué sucede?, ¿está claro?, ¿es fácil?, ¿es atractivo?

Somos el peor cliente, el más exigente con la experiencia y calidad y el menos dispuesto a pagar si no se cumplen nuestras expectativas.

Por último, si después de “experimentar con el proceso de compra” desde el punto de vista de tu cliente, todavía tienes ganas de comprar, ¿qué buscas exactamente?, ¿qué solución cumpliría tus necesidades?, ¿encuentras esa solución rápidamente?, ¿está clara?, ¿la información está completa?, si no lo está ¿hay manera de contactar contigo rápidamente?

Siempre miramos nuestro negocio desde nuestro punto de vista, muchas veces, este es parte de nosotras, en mi caso, durante mucho tiempo era como un hijo más (ya se ha hecho mayor… ¡Menos mal!) y cuando las emociones están tan ligadas al esfuerzo invertido, “salir” y verlo desde otra perspectiva es complicado, eso sí, si lo consigues ¡Es revelador!

Si encuentras cuál es tu valor percibido, podrás potenciarlo y hacer que todo tu negocio gire en torno a este.

En nuestro caso, siempre son RESULTADOS, queremos qué, en un café con nosotras, en un post, en una formación o en una consultoría, sea lo que sea, tú consigas lo que quieres… bueno… no hacemos magia ¡ojalá!, pero sí podemos decirte cómo hacer las cosas para que obtengas esos resultados y si lo aplicas obtendrás lo que necesitas, así que nuestra magia depende de ti, pero si podemos hacer que consigas lo que quieres. Prueba de ello son estos posts 😉 si los haces… sucederán cosas en tu empresa ¡Prometido!

Así que en cuanto termines de leer este artículo, sal de tu negocio y pregúntate ¿es exactamente lo que resolvería mi problema?, ¿es algo que compraría una y otra vez, sin tener en cuenta el precio?, ¿es justo lo que necesito?, y si la respuesta es no, piensa ¿cuál de todos los problemas es el que puedo resolver más rápido y de mejor manera?, céntrate en desarrollar la mejor solución solo para ese problema, ninguno más y no pares hasta no ser la mejor solución que tu cliente puede encontrar.

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¡Vamos!

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